La Risa como Práctica Yóguica
El objetivo del yoga es la felicidad – el objetivo mismo de la vida
“El camino al cielo debe de ser en sí el cielo” - Santa Catarina de Siena
Es fácil estancarse en hábitos negativos que nos apartan de la felicidad, que es nuestra verdadera naturaleza. Las prácticas de yoga nos ayudan a domar esos hábitos al hacernos conscientes de ellos. Cuando practicas ásanas, puedes sentir una resistencia a la felicidad. Tus tendencias de enojo, avaricia, celos y tristeza pueden expresarse como dolor o rigidez en tu cuerpo, y como confusión, duda y preocupación en tu mente. Nuestros cuerpos son como almacenes de experiencias pasadas (karmas). Las memorias, que disparan las emociones, no sólo existen en compartimientos con archivos ubicados en el cerebro, sino que también están guardados en todo el cuerpo: órganos internos, sangre, músculos y huesos, células y tejidos. Como dice el experto en neurología Candace Pert, “El cuerpo no sólo existe para llevar la cabeza de un lado a otro”. La mente y el cuerpo no sólo están conectados –están hechos de la misma materia, pero aparecen en densidades distintas. La consciencia, o el principio de conocer, cubre todo el cuerpo y la mente.
La práctica de ásanas no sólo impacta los músculos externos y las articulaciones, sino también los órganos, tejidos profundos, glándulas, sangre y fluidos, ayudando a que éstos eliminen toxinas. Una persona sana puede experimentar una amplia gama de emociones y no sentirse afectada por ellas, dada su capacidad de procesar dichas emociones. Pero cuando estamos sobrecargados y no podemos digerir nuestras experiencias sensoriales, estos sentimientos se vuelven tóxicos y se quedan atrapados en los tejidos físicos. Las emociones se pueden almacenar en lo más profundo de nuestros órganos. Los sentimientos que no se expresan y las emociones negativas que llevan mucho tiempo reprimidas pueden crear un corto circuito en el sistema de cuerpo-mente, resultando en un estado debilitador de mal-estar. El miedo y la ansiedad pueden filtrarse al intestino grueso. El enojo se almacena en el hígado. La avaricia se enraíza en el corazón.
La risa es una antigua técnica yóguica de sanación que puede ayudar a eliminar emociones negativas profundamente almacenadas. Tiene un gran valor terapéutico para restaurar el estado de bienestar y salud, que conduce a la felicidad. La risa induce la relajación, por su habilidad de liberar al cuerpo y a la mente de emociones reprimidas que obstaculizan la auto-reflexión, un poderoso requisito a la meditación. La risa espontánea es buena, pero cuando las emociones han sido enterradas por tanto tiempo y se han vuelto ya una tensión que yace en lo más profundo, la práctica consciente de risa puede sanar mucho.
La ásana conocida como hasahásana (sonrisa-ásana)* puede ayudar a inducir la risa. Acuéstate boca arriba y levanta tus brazos y piernas hacia el cielo. Flexiona los pies y las manos, dobla la rodilla derecha al mismo tiempo que doblas el codo derecho, después cambia de lado, continúa alternando el movimiento hasta que la risa te inunde… y continúa riéndote. A medida que continúes riéndote, quizás sientas que quieres echarte al piso y moverte sobre él. Hazlo. Si la risa no fluye, intenta gritar “Ja, Ja”, o “Yuuupiii” o “Yiiiijaaa” en voz alta, o simplemente empieza a murmurar palabras sin sentido para que se dispare la risa. Deja que todo tu cuerpo se retuerza de risa sin motivo alguno, y trasciende entonces la razón y el pensamiento. Estar en un cuarto con otras personas que hacen lo mismo ayuda, porque la risa tiende a ser contagiosa.
Después de hacer esta práctica por unos 5-10 minutos, siéntate en postura de meditación, sin moverte. Deja que los sentimientos que surjan lleguen y se vayan. Puede ser que empiecen a fluir lágrimas, y quizás inunden tu sistema. Deja que las lágrimas fluyan. Deja que esta limpieza se lleve a cabo siendo un fiel testigo, sin juicios ni excusas. Siéntate así unos 5-10 minutos. Después relájate en shavásana y practica una relajación guiada y consciente de cada parte de tu cuerpo, comenzando con los dedos de los pies y continuando hacia arriba por todo el cuerpo, hacia la cabeza. Después profundiza: empieza con los órganos internos, siguiendo hacia arriba el modelo de los chakras –relaja los órganos de eliminación, los órganos de sexualidad, los órganos de digestión, los órganos de circulación de la sangre, los órganos de respiración, los órganos de percepción y finalmente los órganos de pensamiento.
Después de practicar la meditación de la risa por un mes, te sentirás revivido(a), fresco(a), sin cargas y limpio(a), con un renovado sentimiento de equilibrio, que conduce a la ecuanimidad de la mente, y a la iluminación.
-Sharon Gannon, enero de 2009
* Ver The Art of Yoga, por Sharon Gannon y David Life, pág. 64.
Savasana o Postura del cadáver
EJECUCION: Extendido boca arriba, en el suelo, con los pies algo separados entre sí; posición perfectamente natural con los brazos también algo separados del tronco y los dedos un poco doblados, con naturalidad. Haga dos o tres respiraciones completas con la clara idea en la mente de que ahora usted se va a relajar por completo.
Acto seguido afloje todo el cuerpo anulando la fuerza de todos los músculos; empiece por los brazos y las piernas; prosiga con el vientre y el pecho, la cabeza, el cuello y la lengua y finalmente afloje el interior de la cabeza. Vaya haciendo este relajamiento progresivo con calma, en el momento de las exhalaciones. Procure que su conciencia quede en todo momento bien despierta, dándose perfecta cuenta de lo que está haciendo.
Una vez consiga esta relajación muscular, lo que puede requerir bastantes días de prácticas, procure, entonces y no antes, disminuir el flujo de ideas e imágenes que vienen a la mente, sustituyéndolas por la noción general de clama, tranquilidad y descanso.
Después de repetidos ensayos, si persevera pacientemente, verá como consigue este especial estado de profunda tranquilidad y de serena alegría, que es la indicación de que ha llegado a un grado muy apreciable de relajación integral.
Aunque no hay inconveniente en prolongar la duración del Savasana, al principio es mejor no pasar de 10 o 15 minutos. Después, poco a poco, puede ir aumentando el tiempo hasta media hora. Se practica siempre al final de los demás asanas.
Esta postura es considerada por los maestros del Yoga como el más difícil de los asanas. Para poder relajar consciente y voluntariamente toda la musculatura, es preciso haber adquirido antes el completo dominio del cuerpo y también el de la mente. Hay muchas personas que intentan en vano conseguir relajar la mente y permanecer tranquilas durante unos minutos, hasta que al fin, cansadas de los repetidos intentos, abandonan la prueba dándola por imposible. Efectivamente, no se puede llegar sin más preparación que la buena voluntad a calmar la mente y a relajar profundamente el cuerpo. Es preciso un adiestramiento progresivo y constante.
Las posturas del Yoga, por el hecho de hacer tomar conciencia, poco a poco, de los grupos musculares, que normalmente permanecen en el plano subconsciente, facilitan el poderlos aflojar con más facilidad en el momento de practicar este asana de relajación general.
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