Los peligros de la azúcar
Su exceso fomenta la obesidad, la ansiedad y la diabetes tipo 2
El exceso de dulce provoca ansiedad - Ian Britton
La azúcar refinada nos pone de buen humor, pero su abuso reduce la energía y conduce a acumular grasa. Hay alternativas más sanas, como la stevia o el jarabe de arce.
Hace un siglo, la azúcar blanca de caña era un artículo de lujo que sólo se consumía en ocasiones especiales. Hoy en día, se añade azúcar refinada a prácticamente todos los productos que encontramos en el supermercado.
También está aumentando la presencia de un tipo de endulcorante conocido como jarabe de glucosa rico en fructosa, que sustituye al azúcar común en multitud de alimentos procesados: refrescos, zumos, golosinas, salsas, galletas, yogures, sopas, cereales, pan y hasta potitos o purés para bebes.
Ansiedad por comer dulce
Sin embargo, esta sobredosis de azúcar blanca lo convierte en un pésimo aliado de la vida sana. Está vacío de nutrientes y es bajo en fibra. Aporta una sensación de energía inmediata pero engañosa, pues está causada por una subida repentina de azúcar en la sangre que cae en picada con la misma rapidez y se transforma en cansancio, decaimiento, ansiedad y ganas de comer más dulce. El resultado es un círculo vicioso que nos conduce a consumir cada vez más azúcar, con el consiguiente peligro para la salud y la línea.
Otro motivo que convierte al azúcar en casi una droga es que libera serotonina en el cerebro. Esta sustancia nos provoca sensación de alegría y felicidad. Y... por supuesto, cuanta más tenemos, más queremos (¡ay, esos bombones y helados que "curan" el desamor!). Sin embargo, un consumo excesivo convierte la euforia en cambios de humor, estrés, fatiga y hasta tristeza, especialmente en momentos en los que nos sentimos más vulnerables.
Desequilibrio de la insulina
Para comprender cómo nos afecta negativamente este alimento, debemos saber que el páncreas es el órgano que bombea insulina, una sustancia que acompaña al azúcar en su recorrido a través de la sangre hacia los tejidos y músculos. Cuanta más azúcar tomamos, más insulina debe producir el páncreas y más le cuesta desempeñar su función. Llega un momento en que el esfuerzo le satura, y comienza a funcionar más despacio o se produce una resistencia de las células a los efectos de la insulina. Es entonces cuando aparece la cada vez más común diabetes tipo 2 .
Sobrepeso y debilidad
Además, la insulina ayuda a crear depósitos de grasa, ya que almacena el azúcar en forma de grasa saturada. De forma que, a medida que el cuerpo se vuelve cada vez más resistente a la insulina, vamos engordando. La insulina que flota por la corriente sanguínea provoca la formación de placas en las arterias, lo que puede provocar enfermedades cardiovasculares.
Más efectos negativos: el azúcar deprime el sistema inmunológico y nos hace más vulnerables a las enfermedades. También hace aumentar el crecimiento de bacterias y la fermentación en los intestinos, lo que causa pesadez, desequilibrios en la flora intestinal (candidiasis) o sensación de vientre duro e hinchado.
Jarabe de arce y otros edulcorantes naturales
En cualquier herbolario o departamento de alimentación ecológica del supermercado podemos encontrar edulcorantes naturales que son una buena alternativa al azúcar refinado y al jarabe de glucosa rico en fructosa. Al estar menos elaborados, no afectan de forma tan acusada a las concentraciones de azúcar en la sangre y sobrecargan menos el organismo. Y aunque su sabor al principio puede desagradar al paladar, acostumbrarse a él merece la pena. Podemos elegir entre azúcar de dátil, jarabe de arroz integral, néctar de agave, jarabe de arce, miel, melaza o malta de cebada.
También existe una planta llamada stevia que es hasta 30 veces más dulce que el azúcar blanco. Se puede encontrar en líquido, en polvo o en gránulos similares a los edulcorantes a base de sacarina o aspartame. Apenas aporta calorías y no tiene ninguno de los efectos negativos sobre el organismo del azúcar blanco. Una excelente opción para un desayuno saludable.
Este, por cierto, puede ir precedido de un vaso de agua tibia con el zumo de medio limón en ayunas, un remedio natural para eliminar toxinas del organismo.
“Las autoridades sanitarias advierten que comer azúcar refinado perjudica seriamente la salud”.
Hoy por hoy el azúcar es uno de los alimentos más consumidos en todo el mundo y con más presencia en nuestra dieta, y es que prácticamente todo lo que ingerimos contiene azúcar, da igual que hablemos de una lata de guisantes, una lasaña precocinada, tomate en conserva, galletas, o refrescos… por eso es importante que conozcamos el riesgo que corremos con este hábito o adicción que nos satura el organismo y es responsable de muchos problemas de salud en los países “desarrollados”.
UN POCO DE HISTORIA
Muchos historiadores afirman que el azúcar es el producto que más ha influido en el rumbo de la historia, desde la Polinesia hasta Europa donde por ejemplo durante la Edad Media el azúcar era tan caro como el oro y se levantaron imperios y reinados gracias a los impuestos generados del comercio del azúcar.
La conquista del Nuevo Mundo abrió las puertas al comercio de azúcar y a una larga historia que pasa de la esclavitud, el ron, la extorsión y el monopolio, a los cultivos de remolacha, la invención de la olla a presión para conseguir el azúcar “refinado” (tal y como hoy lo conocemos), y en parte gracias a esto, la abolición de la esclavitud. El azúcar refinado sustituyó al de caña y a la miel, y empezaron nuevos problemas… problemas de salud.
La tortuosa historia del azúcar llega hasta nuestros días, ya que numerosos artículos, de numerosas organizaciones, universidades y clínicas nos advierten de los peligros del consumo de azúcar blanco refinado, así como de sus sustitutos químicos artificiales (edulcorantes).
Algunos de los estudios más destacados que alertan de los problemas de salud que provoca el azúcar provienen de los autores Doctor Robert Boesler (1912), Doctor Frederick Banting, descubridor de la insulina (1929), William Dufty, autor de Sugar Blues, Centro Macrobiótico Maldonado, Doctora Hulda Clark, Kendra Degen Pearsall (Nelson Books, 2006), Bruker, M. O., autor de: ¡Azúcar azúcar!, la OMS, Organización Mundial de la Salud, varios artículos sobre los peligros del consumo excesivo del azúcar, las bebidas azucaradas, el azúcar en relación con los infartos de miocardio, el cáncer, la diabetes, la hipertensión…
¿QUÉ ES EL AZÚCAR?
El azúcar se obtiene de la caña de azúcar y de la remolacha azucarera, y la variedad más consumida es el azúcar blanco refinado, la más perjudicial. Los procesos químicos que sufren la caña o la remolacha, eliminan todos los nutrientes de esos alimentos, es decir, eliminan toda la fibra y las proteínas y dejan solo la sacarosa.
Por eso podemos afirmar que el azúcar es sacarosa, y nada más. No aporta otros nutrientes, ni vitaminas, ni minerales… solo aporta sacarosa. La sacarosa es un disacárido, un carbohidrato que a su vez aporta energía al organismo. Y este es uno de los problemas, el azúcar aporta mucha energía en forma de calorías, que no consumimos habitualmente, y se acumulan en forma de grasa.
Los carbohidratos son necesarios para nuestro organismo, ya que efectivamente necesitamos un aporte calórico y energético diario, pero tanto las proteínas como las grasas también aportan energía, por lo que realmente no necesitamos consumir tanta azúcar como consumimos, es más, podríamos prescindir de este alimento concreto en nuestra dieta.
Es decir, cuando consumimos fruta, miel, cereales, pasta… también obtenemos energía, azúcares, pero acompañados de otros nutrientes por lo que la proporción de sacarosa no es tan pura como en el caso del azúcar, y por lo tanto, su absorción es más lenta por lo que no es tan perjudicial y desde luego aporta mucho más a nuestro organismo.
¿CÓMO “ESTROPEA” NUESTRO ORGANISMO?
Estudios, como el de la Doctora Cynthia Kenyon (Universidad de California) han demostrado que el consumo excesivo de azúcar puede acortar la vida de un ser humano un 20%, y es que el azúcar es un carbohidrato de absorción rápida, lo que quiere decir que rápidamente aumenta considerablemente nuestros niveles de insulina en sangre.
La insulina es segregada por el páncreas cuando los niveles de glucosa en la sangre son elevados, y gracias a esta labor del páncreas no sufrimos una hiperglucemia, que podría llevarnos al coma, e incluso a la muerte rápidamente.
Por eso una persona diabética necesita aportes de insulina “extra” porque su cuerpo no la segrega naturalmente.
Por lo tanto, cuanto más azúcar ingerimos, más haremos trabajar a nuestro hígado y páncreas, que aumentarán la cantidad de insulina en sangre para metabolizar el azúcar. Cuando sometemos a nuestro cuerpo a continuos aumentos de insulina (debido a nuestra dieta demasiado alta en azúcar), estamos contribuyendo al desgaste celular.
Este aumento rápido de insulina en la sangre suele derivar en problemas de salud tan comunes en occidente y en países desarrollados, es decir, hipertensión, sobrepeso, obesidad, algunos tipos de diabetes, arterosclerosis, enfermedades degenerativas, envejecimiento prematuro, enfermedad de Crohn, hiperactividad en niños, cálculos biliares, disfunciones en el hígado o páncreas, etc…
EL PROBLEMA DE ADICCIÓN Y EL CÍRCULO VICIOSO
Como decíamos, cuando nuestro organismo tiene altos niveles de azúcar, nuestro cuerpo segrega insulina para procesar ese azúcar, el problema viene cuando nuestro cuerpo tiene elevados niveles de insulina, ya que para contrarrestar estos niveles de insulina, también necesita azúcar; es decir, cuanta más azúcar consumimos, más azúcar nos pedirá el cuerpo, y de ahí una de las causas de la adicción al azúcar.
Por otro lado muchos estudios califican el azúcar como droga, ya que por un lado genera adicción, y por otro el azúcar aumenta el nivel de sustancias químicas en el cerebro que producen un placer inmediato, al igual que lo hacen muchas drogas ilegales, pero a diferencia de estas, el azúcar se encuentra en casi todo lo que ingerimos (en occidente sobre todo), y lo tenemos al alcance de nuestra mano prácticamente desde que nacemos.
Es decir, debemos procurar por todos los medios reducir nuestro consumo de azúcar. Los edulcorantes químicos artificiales tampoco suponen una buena alternativa, por lo que desde elherbolario.com os recomendamos que simplemente intentéis reducir la dosis de azúcar en vuestra dieta, y utilicéis sustitutos naturales, como la miel, el azúcar de caña no refinado, la fruta, y sobre todo, la estevia, una planta que endulza naturalmente, sin elevar nuestros niveles de glucosa en sangre.
Fuente: www.elherbolario.com